Funciones de un abogado laboralista

Es prácticamente imposible que a lo largo de nuestra vida en sociedad no tengamos que recurrir en algún momento al socorro de la ley para algún tipo de problema. En los últimos tiempos y a causa de la crisis económica que venimos sufriendo en nuestro país y que parece no querer abandonarnos, es en el sector de las empresas donde se está produciendo un aumento de las demandas judiciales.

La precariedad laboral aumenta y con ello la presión sobre el trabajador que, en más ocasiones de las que podemos suponer, sufre todo tipo de abusos en el ámbito de la empresa y que deben ser denunciados sin el menor asomo de duda.

Para llevar a buen término estas demandas y denuncias, existe la figura del abogado laboralista, el cual debe tener la capacidad y la formación necesarias para asesorar y ayudar al trabajador ante los casos de injusticia que pueda vivir en el trabajo y de la relación entre el empleado y el empresario que lo contrata.

Debemos dejar claro que un abogado laboralista abarca todas las consecuencias que se hayan producido en relación a un contrato, aunque este se haya terminado, por lo que, como cabe imaginar, para recurrir a un abogado especializado en el terreno laboral y que pueda ejercer sus funciones, es fundamental que haya existido un contrato o que esté todavía en vigor.

Las funciones más comunes que tiene un abogado laboralista comienzan con el ya citado asesoramiento al trabajador en materia del derecho laboral, incluyendo tanto el individual como el colectivo.

En este sentido, el del asesoramiento en relación a los convenios colectivos, que es una de las situaciones donde más se demanda la intervención de este tipo de profesionales, ya que es un asesoramiento que se puede ofrecer tanto a empleados como a empresarios, cabe decir que son aquellos que regulan las condiciones propias de las relaciones laborales entre las partes en conflicto para establecer factores tan claves como el salario mínimo, el tiempo y los horarios de cada jornada laboral o los periodos vacacionales para cada empleado y directivo.

Debemos saber que, aunque es un método para concretar reglas comunes de forma interna, es obligatorio cumplirlas por ambas partes. Los convenios colectivos se encuentran en una posición no de ley, por debajo de ella, pero en caso de incumplimiento por alguna de las partes, será el abogado laboralista el que deberá actuar conforme a ley.

Otras funciones del abogado laboralista

Además de cubrir estas relaciones entre empleado y empleador, este profesional también está capacitado, como hemos indicado anteriormente, para el asesoramiento, pero no solo al empleado, sino también a las empresas, pymes y autónomos, ya sea para el cambio de un modelo productivo, para cambiar las jornadas laborales de los trabajadores o para defender a la empresa en el caso de conflictos internos, como aquellos que puedan darse en el apartado de recursos humanos, legislación laboral, entre trabajadores o entre el trabajador y el empresario. Un abogado laboralista, por tanto, puede ofrecer sus trabajos tanto a empleados, como a empresarios, a autónomos y particulares e incluso a sindicatos.

También figura como parte de sus labores más comunes los aspectos de la contratación laboral, asesorando a ambas partes en materia contractual, teniendo en cuenta que estos contratos ya forman parte de una serie de cláusulas estipuladas en los convenios colectivos, asunto que ya hemos tratado, brevemente, en la primera parte de este artículo.

Otros asuntos que competen a los abogados laboralistas son la mediación laboral facilitando la comunicación entre las partes, la conciliación individual, es decir, no colectiva. También deben estar capacitados para gestionar de manera eficaz los despidos individuales y colectivos (ERES), defender casos de accidentes de trabajo en un juicio de la Sala de lo Social, tramitar con soltura los casos de discapacidades, bajas temporales, así como ampliar el reconocimiento de enfermedades profesionales. Debe tener por tanto y en este sentido profundos conocimientos relacionados con la protección social y la Seguridad Social.

A las funciones ya citadas, podemos añadir aún otras más para que sepamos diferenciar entre un abogado generalista y otro especializado en derecho laboral con más capacitación en este terreno, pues este último también sabrá calcular y supervisar finiquitos y crear la mejor defensa posible ante la vulneración de los derechos del trabajador o del empresario, según sea el caso.

Por último, cabe resaltar la capacidad que deben de tener para gestionar adecuadamente los casos de mobbing o acoso laboral, servir de arbitraje laboral cuando haya que dar solución a los conflictos que pudieran darse entre empresarios y trabajadores o con las asociaciones que los representan, y defender los derechos subjetivos de la empresa o del trabajador, según el caso, ante la Sala de lo Social.